Jueves, 19/05/2005 @ 11:24 AM

Estúpida, sí, pero sonrisa

Estúpida sonrisa. Es lo último que vi anoche en el espejo. Estúpida sonrisa, lo primero que veo esta mañana, antes que mis ojeras. Y qué más dan las ojeras si no puedo dejar de sonreir.

Hace dos días fue un fontanero a mi casa a arreglar nosequé fuga. Como yo no podía estar, Uma me hizo el favorazo de quedarse en mi casa (pues tiene llaves, pa algo es mi vecinita) para que hubiera alguien. Cuando llegué a las 2.00 am, me quedé con cara de tonto porque me había recogido el desastre que tengo por casa. Se había dedicado a poner un pelín de orden en un caos que invadía mi cocina. Y ni siquiera la tenía ahí delante para darle las gracias...

Ayer habíamos quedado Uma, Zeta, Ral y yo pa ver "En la Boca del Miedo". Salí pronto del curro (para variar, aún con sol) y llegué a casa pensando en darme un duchazo mientras llegaban a mi casa...

Cuando llegué a mi puerta, me quedé un poco rallado porque los cerrojos no estaban echados, y empecé a imaginarme mil historias de quién podría haber entrado en mi casa y para qué. Pensé en la tonta de mi casera, que igual hubiera venido a ver lo de las fugas de agua. Abrí con cuidado y olía mogollón a humo así que quien quiera que hubiera estado no hacía mucho que se había ido. Entré poco a poco y ví la puerta de la terraza abierta, y no recuerdo cuántas historias pasaron por mi cabeza en esos segundos, pero ninguna como lo que me encontré:

En un sofá estaba Uma con cara superseria mirandome entrar. En el otro estaba esa pedazo de Zeta mirandome con cierto recochineo. En ese momento me fijé en el póster de Amélie que habíamos visto un día buscando el regalo de Ral y que me había encantado, colgando de la pared del fondo...

Mi cara debió ser estupenda porque de pronto las dos empezaron a descojonarse y no sabía ni qué decir. Nunca me habían sorprendido así y estaba fuera de juego porque no me lo esperaba para nada, pero no dejaba de flipar.

Al rato me sugirieron entrar a la cocina, y aún flipé más al encontrarme que tenía un montón de cosas. Sí, alguien puede considerarlo cutre, poca cosa, o lo que quieran, pero para mí encontrarme todo con papeo, con las galletas con que había soñado la noche anterior -¿sueño premonitorio?-, y por primera vez desde que vivo allí una nevera llena -prometo poner una foto porque es un momento histórico-.

Llevo desde anoche buscando unas palabras de agradecimiento que no encuentro, porque no sé expresar lo que me invade, y creo que la mejor forma de hacerlo es esta estúpida sonrisa.

¡¡PERO QUÉ BONITO!!

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