Miércoles, 20/09/2006 @ 11:22 AM

Sentimientos

Creo que las personas nos regimos por dos principios: La Razones y los Sentimientos. Descontando, claro, aquellos que se rigen por órdenes ajenas, también llamado acertadamente "sinrazón". Pero esa es otra historia.

En la vida siempre tratamos de encontrarle una razón a todo, perseguimos razonar las cosas que nos rodean para así poder comprenderlas y de esa forma poder interactuar, convivir con ellas. Desde el inicio de la humanidad siempre hemos ido detrás de la comprensión y del razonamiento, buscando el origen de todo y la explicación de por qué cada cosa es como es.

Cuando alcanzamos esa comprensión, la Razón, todo queda en orden. Las cosas funcionan. Un tren de Metro se mueve cada mañana llevándonos al curro porque alguien encontró la Razón de cómo funcionan muchas cosas para ser capaces de hacer un tren que vaya por debajo del suelo. Y todo está en orden.

Pero nuestra naturaleza es esencialmente caótica. El universo se mueve sólo por el caos. Imagina por un instante una balsa de agua. Tiene una tendencia, como todo, a alcanzar un estado de orden, en que cada molécula de agua se va deteniendo. La razón es sencillamente, que en ausencia de movimiento, el agua tiende a detenerse. Detenerse, o estancarse. Ya empieza a sonar mal.

Imagina ahora esa balsa de agua, durante un tiempo prudencial, en absoluta quietud. En absoluto orden. Efectivamente, el agua termina pudriéndose y todo lo que allí haya vivo, muere.

La vida, en cambio, se genera a partir del caos. A partir de movimientos imprevisibles, de cosas que no respondan a la Razón. Cuando esa misma balsa se mueve perdiendo parte de su contenido, recibiendo arena, hojas del exterior, el agua se oxigena, y dentro de ella vuelve a haber vida.

Según las teorías cósmicas, el universo se crea a partir de un momento de caos, una explosión que destruye el orden de las cosas, y genera algo tan grandioso que escapa a toda razón.

En los humanos, todo es igual. Sólo que a ese caos, esa esencia de desorden, de improvisación, de no saber por qué las cosas son como son, lo llamamos Sentimientos.

Los Sentimientos son impredecibles, inexplicables, y cuando alguien se empeña en explicarlos y razonarlos, puede suceder dos cosas:
Que le encontremos una explicación
En cuyo caso, sencillamente, no era tal sentimiento
O que no podamos explicarlo
Que es donde la mayoría pierde gran parte de su vida intentando explicárselo

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