Jueves, 28/06/2007 @ 04:35 PM

Cosas pendientes

Me gusta la palabra "pendiente". Como los que le regalas a una chica que te gusta, o como las cosas pendientes de un hilo, o aquellas que te quedan por hacer, o las asignaturas que te quedaban para el curso siguiente...

El caso es que todos tenemos cosas pendientes, y la mayoría de ellas se perderán en la memoria de la humanidad como cosas pendientes, cosas que nunca llegaron a hacerse y se quedaron allí, suspendidas de un hilo o de una oreja por un alambre que desean escalar para poderse decir en su oído.

Sea como fuere, yo llevo un tiempo desconectado de mi blog, y tengo muchas, muchas cosas pendientes por contar. La razón no es otra que mi primer parásito chispas: Rafita. Y en este momento viene lo de explicar el parasitarismo.

Entre la comunidad de expatriados en este país existe el término parásito sólo para ser aplicado a aquellos colegas o menos colegas que vienen una temporada a quedarse en tu casa, comerse la comida de tu nevera, hacerte gastar más pasta de la que te queda en las constantes juergas de sus vacaciones (sin importar que tú, aunque no sea mi caso, estés currando todos los días), pero por qué negarlo, también a alegrarte un poco la vida sacándote de la rutina espesa de las relaciones personal-laborales de esta jodida sociedad enferma en la que la pasta lo significa todo.

Y en esas que el Rafita, aprovechando la pasta que le dieron por su despido improcedente, se vino a hacer las chinas. Dos semanas en las que he podido acompañarle menos de lo que me gustaría, por asuntos de lo que podría ser mi primer curro relevante en china, pero dos semanas en las que he podido disfrutar de nuevo de la compañía de un colega de los de toda la vida, y eso como la mastercard, no tiene precio.

El Martes se volvió para España, y de alguna manera mi casa se convirtió en un sitio un poco más vacío, a pesar de mis nuevas compañías...

Pero eso, como decían al final de Conan el Bárbaro, "es otra historia..."



Sobre Londres, sencillamente la cosa se fué a la mierda. Esa manía de mi madre de repetir doscientas veces que me saque el título de Inglés, un día me pasaría factura. La falta de ese título anuló mi candidatura. Así que al final, se quedó en una de esas cosas pendientes que siempre serán eso, cosas pendientes.

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