Miércoles, 03/02/2010 @ 09:43 AM

Fanatismos religiosos

Hoy leia en la web de la BBC (http://news.bbc.co.uk/2/hi/europe/8494860.stm) que Francia ha denegado la solicitud de ciudadanía a un tipo (cuya nacionalidad de origen no se reveló) porque (según sus inestigaciones) obligaba a su esposa (francesa) a usar el velo de cuerpo completo.

Hasta aquí la mayoría de vosotros no pasaréis de la lectura del integrista islámico machista y cabrón que seguro que le zurra a su mujer y que algún día se inmolará en una plaza pública...

Pues bien, sin querer entrar (por hoy) en la discusión sobre los topicazos estúpidos como ese, vamos a analizar un poquito mejor la noticia y las razones del gobierno Franchute: Resulta que la mujer vive ya en Francia, y llevan ya tiempo casados, con lo que resulta difícil creer que el tipo la obligue. Pero también vamos a dejar eso a un lado, porque lo que me importa de verdad es el razonamiento del gobierno que dice que hay que evitar cualquier manifestación de extremismo religioso, y esgrimir esa razón para denegar cualquier petición de residencia o de ciudadanía.

Cojonudo.

Me gustaría ver al gobierno franchute denegando la residencia a un judío turuleta (de esos ortodoxos que llevan turulos de pelo en las orejas), o a cualquiera de esos curas católicos/cristianos radicales que sueltan barbaridades como que deberían morir en la hoguera todos los que quieren ejercer su derecho al aborto, o los que se manifiestan a gritos y palos contra las leyes de matrimonios homosexuales.

¿Por qué esa doble vara de medir? ¿Por qué hostias tenemos que tolerar integrismos "buenos" mientras demonizamos otros? Quién es más integrista, ¿el integrista o el integrista que combate al integrista? ¿Qué hace al cura aceptable y al imán deleznable? ¿Por qué matar toros en un ruedo es "cultura" mientras un velo es una aberración que atenta contra las libertades básicas?

Justo ayer pensaba viendo otra noticia sobre los bombardeos en Gaza del año pasado, que hace años la industria de Hollywood nos llevó a toda una generación a creer que los comunistas eran seres malignos y un poco estúpidos enemigos de la libertad que sólo ansiaban con destruir el mundo en una hecatombe nuclear y de esclavismo del ciudadano medio. Hoy el villano del cine ya no mide 2 metros ni mete hostias como panes. Ahora es bajito, moreno, barbudo y grita "yallah, yallah!". Pero por lo demás sigue cumpliendo el esquema: torpe, medio tonto, enemigo de la libertad, y siempre dispuesto a destruir todo lo que nos hace felices.

Me pregunto si los integrismos "del lado bueno" terminarán por hacer que los mundos islámicos desaparezcan, igual que desaparecieron (casi todos) los regímenes comunistas. O si por el contrario la capacidad de comunicarnos que tenemos hoy gracias a Internet será más fuerte que los medios de masas del pasado y no caeremos en la trampa de creer que todo islamista es una bomba humana en potencia.

Por el momento, no tengo la menor esperanza en que eso suceda.

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