Enero en la playa
Hace tiempo me dedicaron una canción de un pollo llamado
Facto Delafe (y las Flores Azules), al que había oído
una o dos veces. Desde aquel día no puedo evitar que toda mi
piel se estremezca cuando la escucho. ¿Qué
tendrá esa letra?. Juzguen ustedes mismos...
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Y tu piel es blanca como esta mañana de enero demasiado
hermosa como para ir a trabajar.
Sin pestañear hablamos con el jefe un cuento chino y, como
niños, nos volvemos a acostar.
Se supone que debía ser fácil ¿Tienes
frío? Pero a veces lo hago un poco difícil.
Perdón.
Suerte que tú ríes y no te enfadas porque eres
más lista y menos egoísta que yo.
¿Todavía tienes frío? Bueno, cierra los ojos
un minuto que te llevo a un lugar...
Imagina una calita, yo te sirvo una clara. Es verano y luce el sol,
es la costa catalana. Estamos tranquilos, como anestesiados.
Después del gazpacho nos quedamos dormidos mirando el Tour
de Francia en la típica etapa donde Lance gana
imponiéndose al sprint con un segundo de ventaja en el
último suspiro colgándose a sus hombros el maillot
amarillo. De nuevo al chiringuito, un bañito, un helado de
pistacho y un partido al futbolín. Lanzamos unos freesbies,
jugamos a las cartas y acabamos cenando sardinas y ensalada.
Bebemos, dorados. Hablamos, callados. La luna, la sal, tus labios
mojados. Me entra la sed y pido una copa y España se queda
en cuartos en la Eurocopa.
Pero nos da igual, hoy ganaremos el Mundial. Subimos a casa,
hacemos el amor y sudamos tanto que nos deshidratamos. El tiempo se
para, el aire no corre. Mosquitos volando y grillos cantando y
tú a mi lado muriendo de sueño. Cansada, contenta, me
pides un cuento y yo te lo cuento, más bien me lo invento.
Te explico que un niño cruzó el universo montado en
un burro con alas de plata buscando una estrella llamada Renata que
bailaba salsa con un asteroide llamado Julián
Rodríguez de Malta. Malvado, engreído, traidor y
forajido. Conocido bandido en la vía láctea por
vender estrellas independientes a multinacionales semiespaciales. Y
te duermes...
Vivan las noches, el sol, la sal en tus labios...
Al principio, como siempre, dormimos abrazados y cuando ya suspiras
me retiro a mi espacio. Me gusta dormir solo a tu lado de la cama,
de esta cama ahora repleta de mantas en esta mañana
fría, fría, fría, congelada, congelada.
-"Enero en la Playa", de Facto Delafé y
las Flores Azules-