Domingo, 26/03/2006 @ 05:46 AM

Historias

En la historia de mi libro, hay una casi constante argumental: cuando al bueno del prior Philip le parecen ir bien las cosas, algo terrible pasa. Entonces él se repone con mucho esfuerzo y tesón, y cuando parece que todo vuelve a la normalidad, otra fatalidad se le echa encima. Y así constántemente.

Todos nos hemos sentido un poco "Prior Philip", quien más quien menos, alguna vez en la vida. Muchas de ellas, inlcuso, exagerando los hechos, pero innegablemente en alguna ocasión.

Hoy me siento un poco así. A lo mejor no tanto por el recaer cada vez que las cosas parecen empezar a enderezarse, sino por el tesón -o la cabezonería- de seguir adelante hasta el final diga lo que diga el mundo, apostando hasta el último resquicio de mi alma.

Tal vez sea una equivocación. Tal vez dentro de muchos años mire atrás y me tenga que arrepentir. Pero no, creo que tal cosa no va a suceder... En realidad, aunque me equivocase, como bien me dijo hace muchos años una personilla a la que quiero con locura, "Haz siempre lo que quieras. Al final, si te equivocas, al menos habrá sido haciendo lo que deseabas".

Qué gran verdad, Beita...

Hoy se bien por qué apostar hasta el último trocito de mi alma. Y nada ni nadie en el mundo va a evitar que lo haga, pase lo que pase.

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