El enlatado de Ka, el Berliner (antes Shanghaines)

Nada

Decía Paulo Coelho en su libro El Zahir que es lamentable que nos dejemos llevar por el acomodador, que nos resignemos a aceptar las cosas de las que discrepamos sin intentar al menos combatirlas, llegando al extremo de ni tan siquiera plantearnos si son buenas o malas...

Pero a la hora de la verdad lo que me enseña una y otra vez la vida es que no hay otra que aceptar las cosas como se supone que son, y que todo intento por combatir esos estándares y luchar por aquello en lo que crees fielmente lleva sin remedio a la más profunda de las decepciones, al más negro de los vacíos.

Hoy borro todo mi weblog porque sencillamente tengo que olvidarlo sin más opción. Todo aquello que yo pueda opinar no sirve absolutamente para nada por la sencilla razón de que no importa, de que carece de cualquier valor. Las cosas suceden y suceden sin más alternativas, sin importar en absoluto si te gustan o no porque, símplemente SON, y "ser" conlleva una innegable cualidad de inmutable. Todo lo demás, las disertaciones sobre lo que "podría ser" o lo que "ojalá fuera" no son más que poesía difusa a su alrededor.

De todo el blog sólo puedo recuperar dos cosas: la de que soy un imbécil, por creer en tantas cosas, que no dejan de ser sino juegos, sueños que sólo sirven para entretener, para escapar temporalmente de la sucia y asquerosa realidad. Esa, y la de que hoy sólo quiero soñar que dejo de soñar para siempre, hacia el país de Siempre Jamás.

Mañana tal vez, cuando entierre todo lo que quiero, todo lo que creo, y todo lo que siento, cuando empiece a sumirme en la rueda de aceptar que las cosas son como deben ser y no como me gustaría que fueran, cuando deje de querer luchar por conseguir algo... en resumen, cuando mate todo mi ser, toda mi naturaleza y toda mi alma, entonces seguro que comprenderé lo que me negaba a ver, y comprenderé que las cosas son mejor así y que es por mi bien, en en ese momento tal vez pueda volver a ser...

¿feliz?