Viernes, 19/05/2006 @ 03:43 AM
A la luna del 12 de Mayo
La noche no fué eterna pero sí la sonrisa de mi dama blanca. Aquella que
ilumina y acompaña nuestras noches velando por nuestros sueños, aquella
quien, a fin de cuentas, más nos conoce y mejor sabe lo que anhelamos.
Aquella noche permaneció cercana al horizonte, haciéndose sentir aún más
grande de lo que ya es. En vela pasó hora tras hora surcando el oscuro
mar del cielo, y cada vez que alcé mi vista arriba, encontré el fulgor
de su sonrisa, y un beso ajeno, dedicado para mí.
-kali dixit, kali drinkit-
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