Lunes, 28/08/2006 @ 11:39 AM

El Mundo es Mío

Tengo calambres en los dedos. Pero no importa.
Tengo el culo tan dolorido que apenas puedo sentarme. Pero no me quejo.
Tengo 100 euros menos y una moto con casi 2.000 km más. Pero es lo que quería...

Ayer llegué a las 2 y media de la mañana del viaje más largo que he hecho nunca en moto. Condensado en dos días, se ha convertido en casi 20 horas sin bajarme del asiento más que para repostar.

Atrás ha quedado el frío polar en las rectas de Valladolid en la madrugada. Atrás las vueltas buscando alojamiento en Sahagún. Atrás la chica simpática del turno de noche en el área de servicio. Atrás el desfiladero de León a Asturias por la margen del Sella, y Riaño, y el Pontón. Atrás la ruta de la costa desde Ribadesella hasta Ortigueira, pasando por Ortiguera. Atrás los vientos en Estaca de Bares. Atrás la mariscada de Sada, las carreteras de Pontevedra, las malas -nulas- señalizaciones en Orense, los kilómetros y kilómetros de bosque quemado. Atrás las deliciosas curvas de la 103 Portuguesa. Atrás la noche desde Bragança, y la luna roja, sonriente, camino al embalse de Ricobayo. Atrás el casco histórico de Zamora, los kilómetros por la autopista y el frío de Ávila, atrás 13 horas seguidas de viaje... Atrás el calorcito al llegar a mi cama :)

Atrás quedan muchas cosas, que hoy ya son historia: parte de mi historia, e historias que contar. Kilómetros y horas de soledad y una sensación de libertad sin igual. Carreteras sin prisas, curvas con olor a Eucalipto, el mar bañando los cortados de las Rías Altas, y sobre todo las ganas de más y más de lo mismo.

Atrás dejo, por fin, los fantasmas del pasado que venían a acosarme en esos momentos de soledad. No todo lo atrás que querría porque a veces sigue doliendo, y seguirá haciéndolo toda la vida, seguramente. Pero por fin convertido en un cuadro que colgar en la pared de los recuerdos, para bien y para mal.

Creo que me pasaría al menos otras 20 horas hablando de las 20 horas que me he pasado sobre la moto. Y creo que cada día estoy más seguro de cuanto bien me hizo comprármela. Y de la suerte que tengo de no haberle cogido miedo tras el accidente.

Daría cualquier cosa por no tener que volver a los horarios, y vivir siempre en la carretera viviendo en compañía todas esas sensaciones... volviendo siempre al calorcito de mi cama.

Hoy, soy un poco más yo. Hoy soy un poco más feliz :)

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