Sábado, 28/10/2006 @ 04:09 AM
Vida (en resumen)
Hace no mucho escribí acerca del caos y el orden, de cómo el mundo tiende al orden aunque la creación sobrevenga del
caos. Hace menos aún escribí sobre los ciclos, la redundancia del comportamiento humano. Hoy he caído en la cuenta de
la relación de ambas cosas, en cómo las dos se combinan para crear aquello que algunos llaman "el ciclo de la vida".
Lo cierto es que en todo lo que miro a mi alrededor puedo percibir un determinado movimiento de "acordeón", más o
menos rápido, en que las cosas se crean de un profundo caos, alcanzan una dinámica de estancamiento, un orden, en el
que se mantienen hasta que de uno u otro modo se pudren, para decaer después en un nueo y distinto caos que destruye,
el caos de la diosa Kali, que es a la vez muerte y destrucción, nacimiento y creación.
Ese caos es como el bosque que arde en llamas para dar paso a una nueva vida. Es como el ñu que cae abatido por una
partida de caza de leones para engendrar miles de millones de nuevas vidas, y alimentar otras tantas. Como en la peli
del Rey León, al final todo vuelve a su punto inicial, todo llega a ese bucle de redundancia cíclica, donde se
reinicia el ciclo de la vida, el ciclo sin fin.
Supongo que antes o después todo lo que se crea y se convierte en algo maravilloso empieza a estancarse hasta ser
vulgar -en su propio orden normal- y al final terminar decayendo hasta el punto inicial en que no es nada.
Hoy lo cierto es que me lo he pasado genial. Pero no se muy bien por qué -o tal vez sí- ahora mismo estoy más bien
triste.
-kali dixit, kali drinkit-
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