Jueves, 07/12/2006 @ 05:55 PM
Se vende
Dicen que en esta vida todo tiene un precio. Y cuantas más cosas veo, más lo creo.
Me resulta increíble ver como colegas con los que desde el instituto vengo coreando gritos contra los abusos
laborales, la precariedad, y los salarios de peloputa, hoy se metan de lleno en la vorágine explotadora de la máquina
capitalista.
"Si tu pudieras harías lo mismo". No sé si soy un idealista condenado a la perdición por ello, o un gilipollas o qué.
Pero el caso es que siempre he tenido clarísimo que no lo haría. De hecho hace años dejé una ocasión de montar una
empresa sólo porque yo propuse como condición de partida la de no pagar miserias a los trabajadores.
Excusas del tipo "es que no hay más dinero", "todo el mundo hace lo mismo" y otras por el estilo no hacen sino
esconder lo que una persona es en realidad, de puertas a dentro, por más que se vista de libertario, o que vaya a
manifestaciones por el derecho a una vivienda y un trabajo dignos.
Vivimos en un país donde todo es siempre lo mismo, vivir explotado y el día que se tiene la ocasión de cambiar eso
meterse en la misma rueda, explotar a los que vienen detrás, tal vez con la oculta justificación de "si yo lo sufrí
que lo sufran otros también".
El caso es que es la muestra más asquerosa y ruin de hipocresía que me podía esperar de un colega.
Qué pena que al final, como dijo alguien, sea cierto aquello de:
"El poder no corrompe. El poder sólo desenmascara."
-kali dixit, kali drinkit-
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