Martes, 17/12/2024 @ 09:22 PM

Correr

Correr.

Correr sin descanso, correr sin destino, pero sin dejar de correr.

Correr en un suelo embarrado. Correr con los cordones de los zapatos atados entre si. Correr con cadenas, con lastres. Correr contra el viento y la tormenta. Correr sin descanso pero sin fuerzas.

Correr a pasitos minúsculos, con pausas para respirar, con vueltas atrás. Correr con miedo. Correr con pánico.

Querer correr. Soñar con volar. Alzar el vuelo y golpear de nuevo contra el suelo unos cuantos cientos de metros más atrás que donde empezaste. Correr sin saber por qué. Correr porque no puedes caminar. Correr porque cuánto más queda en este cuento. Correr con miedo. Correr por miedo.

Cada día es una batalla más en la sombra, en el silencio, en el dolor de sentirse equivocada y errónea. Cada día es otra batería de preguntas nuevas sin respuesta. Cada día es otra espera desesperante hacia ese momento teórico en que hablarás con tal o cual persona, esa cita de la que no quieres hablar en voz alta.

Cada día son nuevos interrogantes, cuantas más preguntas que respuestas, cuantas más dudas que ideas.

Cada día son sueños nuevos, tornados en pesadillas al sentirlos tan lejanos e idealizados que nunca parezcan venir al mundo real. Cada día sin saber hacia dónde andar, hacia dónde correr.

Y así pasan los días. ¡Y cómo pasa el tiempo, que de pronto son años, sin pasar tú por mí, detenida!

Yo no tengo una canción para darme. No tengo una solución para darme. No tengo un empujón ni unas palabras de ánimo, porque no sé si este camino lleva a ningún lugar. El miedo me aterra y tan a menudo me siento pequeña y de nuevo aterrada y escondida, hasta que me doy cuenta de que estoy así y entonces salto de nuevo a correr.

A correr sin descanso. A correr sin destino. Pero sin dejar de correr.

-Yo mismo, en otro blog, con pequeñas modificaciones-

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