Jueves, 06/02/2025 @ 09:46 PM

Abriendo puertas

Cuando vives en un espacio cerrado sin ver nunca el mundo exterior, te convences de que todo se limita a aquello que tus ojos pueden ver. No existe un más allá, todo lo que abarcan tus ojos es aquello que hay. El mundo es simple, y pronto conoces todas las reglas.

Pero a veces hay puertas que se abren, y muestran otra luz diferente, otros colores, otras estancias. Otras formas de vivir y otras convicciones. Y con todo ello, cómo no, otros miedos.

De entrada todo es tan extraño y tan ajeno que no te atreves a acercarte mucho, por aquello de qué será lo que hay ahí fuera (¡o ahí dentro!). Pero poco a poco la curiosidad te puede, y la costumbre de ver que no pasa nada por acercarte te hace bajar la guardia y confiar un poco para ojear disimuladamente a través de esa hendidura nueva. Tal vez un día te atreves a sacar la nariz y un ojo, tratando de ver un poco más, hasta que terminas por sacar la cabeza entera.

Algunas de esas puertas te llevan a lugares tan vastos y tan diferentes que su extensión se antoja inalcanzable, su naturaleza tan ajena que difícilmente quieres atreverte a poner un pie fuera. Y tal vez esto te lleva a acurrucarte en tu mundo conocido, en tu zona de confort, pretendiendo que aquello no existe más que como un mero tragaluz.

Pero esa puerta sigue ahí. Silenciosa. Permanente. Sin dejar de mirarte y sin dejar de entreabrirse para invitarte a cruzarla. Sin prisas, cuando te sientas suficientemente valiente. Entre tanto aquí estoy esperando por ti.

Y tantas veces, la miras desde tu refugio, pequeño pero seguro, convencida de que deberías dejarte de mirar y lanzarte a través de esa puerta hacia lo desconocido, hacia lo salvaje. Corriendo sin mirar atrás.

Sintiéndote viva.

-kali dixit, kali drinkit- | [enlace permanente] | Categoria: general