El enlatado de Ka, el Berliner (antes Shanghaines)

Kali lo sabe!

Yo lo sé.
Yo lo sé y sé que lo sé.
Yo lo sé y me dicen que no, pero yo lo veo y lo sé.
Soy un cretino, un sabelodo, un listillo, pero lo sé.
Me dicen que no llevo razón, pero lo sé.
No tengo por qué dudar, pero lo sé.
Yo lo digo y lo exlpico, y me lo niegan. Pero lo sé.

¿Por qué? ¿Por qué negar una y otra vez lo que me parece tan claro y tan evidente?
¿Por qué una y otra vez me dices que no llevo razón, pero al juntar las piezas cada dos por tres sale seis?


Dudo siempre. Dudo de mí, de mi capacidad de entender, de mi capacidad de razonar todo. Dudo cada una de mis certezas a diario, tratando de validarlas y asegurarme de que no pienso las cosas por inercia, si no por convencimiento. Dudo porque las verdades necesitan ser cuestionadas para ser aplastantes, porque los templos de la verdad se construyen a través de esas dudas para que nunca los cimientos se basen en suposiciones.

Y cuanto más lo dudo, cuanto más lo reevalúo... más lo sé.