El enlatado de Ka, el Berliner (antes Shanghaines)

Ameliè Poulin aime / Ameliè Poulin aime pas

Hace ya muchos años que ví una de mis películas favoritas: Le Fabuleaux Destin du Ameliè Poulin. Y lo pongo así porque, aunque yo no lo sabía cuando compré la entrada, la fuí a ver en versión original. Desde aquél día me gustan mucho más las películas en versión original.

El principio de aquella película, con la voz en off del narrador en francés (idioma del cual no tengo ni zorra) iba contando las cosas que le gustaban o dejaban de gustar a Ameliè. Y sencillamente me encantó.

Desde entonces creo que tengo pendiente éste post, enumerar cosas que me gustan y que no. No tiene por qué estar necesariamente ordenado, ni por qué aparecer todas las cosas que me gustan o disgustan. Símplemente, según se me vayan ocurriendo...

A Kali le gusta... saltar bajo la lluvia. Andar en las noches de verano entre los aspersores de los parques.

A Kali no le gusta pasar calor, ni trabajar después de medio día (en realidad en ningún momento del día).

A Kali le gusta andar desnudo por su casa. Y le gusta dormir desnudo. Y muy especialmente le gusta dormir desnudo abrazado a otro cuerpo desnudo.

A Kali le gusta el roce de la piel, sobre todo cuando se queda suave después de hacer el amor.

A Kali no le gusta su pelo.

A Kali le encantan, le vuelven loco... los cuellos. Y los ojos pintados de negro.

A Kali le gustan las chicas bajitas y con tetas pequeñas (aunque últimamente no lo tiene tan claro)

A Kali le sigue gustando muchísimo la Luna. Y los acantilados en las playas.

A Kali siempre le ha gustado la gente rara. Y si tiene algo de bruj@, más.

A Kali no le gusta nada que se haga daño gratuítamente.

A Kali le encanta conducir, sobre todo motos.

A Kali le vuelve loco todo aquello que esté prohibido y tenga que ocultarse en el anonimato.

A Kali le encanta la sensualidad, y saber que en los sueños, las historias que nunca fueron se tornan más cercanas a la realidad.

A Kali no le gusta que su trabajo -ni nada, ni mucho menos nadie- le impida postear lo que piensa cada día.

A Kali le gusta mucho, muchísimo, ella.

Para variar

Hoy, para variar, estoy contento.

MUY contento

¿Qué tendrá éste nuevo día?

¿Qué tendrá éste nuevo día de distinto?
Abro la puerta en mi portal contento aún dentro de éste laberinto, el viento sopla enrarecido en la ciudad, intento pasar inadvertido: para eso tengo habilidad.
Andando, observando, pensando en un por qué y en un cuándo; pensando que vivimos siempre esperando.
Somos robots programados para progresar, seguimos saliendo, bebiendo, fingiendo hallar el bienestar, buscando pareja para sentar la cabeza y, cómo no, hacernos con una casa, un coche y un futuro cómodo: Sacrificándolo todo para no estar solos, moviendo hilos, dejando huella en los hijos y morir tranquilos.
En nuestros sueños caen billetes rosas, nuestra realidad distinta: así es el orden de las cosas. Sucesos que invaden las casas, esposas, cadenas clavadas a estacas, vidas silenciosas...

Ésta inútil batalla

Sé que algún día acabará ésta inútil batalla [...]
Qué lejos está la luz del Norte,
qué lejos está mi ciudad.
Qué lejos han quedado ya mis sueños,
qué duro es mirar atrás...
Llorar sin una lágrima derramar,
muriendo en la esperanza de regresar...

Demasiado

Le dijo el amor al odio...
    - "¿Por qué me odias tanto?"
Y este le respondió:
    - "Porque un día te amé demasiado"

Hay que ver

Hay que ver, con qué facilidad desaparecen los "por siempre". Hay que ver, lo corta que puede llegar a ser la eternidad. Hay que ver, la ligereza con que se dicen algunas palabras, y cómo por ello se las lleva el viento.

Hay que ver lo frágiles que son las promesas, lo recia que puede llegar a ser la desilusión, lo amargo que puede ser un hermoso recuerdo...

Hay que ver lo duro que se hace asumir todo eso sin alternativas, y el veneno que te invade cuando ni tan siquiera cabe protestar.

Llévame a la Luna

Llévame a la Luna y déjame jugar entre las estrellas,
enséñame cómo es la primavera en Júpiter y Marte.
En otras palabras, coge mi mano
En otras palabras, cariño bésame

Llena mi vida de canciones, déjame cantar por siempre jamás,
Eres todo lo que quiero, lo que venero y adoro.
En otras palabras, sé sincera
En otras palabras, te amo

Ojos

Esos ojos que me persiguen, que me inundan la memoria y las ganas. Esos ojos que se clavan en mi espalda llevándose consigo algo de mí. Esos ojos que me miran en la penumbra y que se pierden cuando se arquea. Esos ojos negros que habitan en mi fantasía...

Más vale

Más vale un "toma" que dos "te daré"

A la luna

Cada vez que el sol llegue a ti, ya no, no lo olvidarás.
Cada vez que queme tu soledad. 

Cada vez que el viento de abril te anuncia que va a llegar
Flores del cielo te lloverán

Igual que ayer, todo viene y todo va
Jugar que no vale la pena sufrir y mirar atrás

Como las caras de la Luna fui buscando de una en una hasta que al fin te encontré
Buscaba un poco de ternura y no encontré más que la tuya, empezaba a anochecer, y te encontré

Cada vez que el mar llegue a ti, ya no, no lo olvidarás
Cada vez que te llene de amor su sal.

Cada vez que el oscuro vuelo de la noche nos envuelva
Creeme, que ya nunca lo olvidarás

Igual que ayer, todo viene y todo va
Luchar que no vale la pena vivir si no hay algo más

Como las caras de la Luna fui buscando de una en una hasta que al fin te encontré.
Buscaba un poco de ternura y no encontré más que la tuya, empezaba a anochecer, y te encontré

Tal vez no te vuelva a ver jamás, tal vez no me vuelva a enamorar
Tal vez ya ni respires cuando me sienta triste
Pero si hay algun lugar donde pueda pasear
Cuando sea de noche y nada me quede por vivir
Pediré a la Luna que baje para ti

Solo le pido a la Luna que baje del cielo alguna 
de esas luces que hacen que te sientas bien,
Y si en el cielo no hay ninguna siempre queda la locura
de esos días cuando yo
Te encontré

A mí

Tantas cosas podría decirme, que no sabría ni empezar. Pero ésta vez tengo que hacerlo, y decirme sin tapujos, que me he equivocado de plano.

Lo peor...

Lo peor de sentir el vacío no es el dolor que conlleva. No es la sensación de ahogo o de no saber ni hacia dónde mirar. No es la nostalgia ni las lágrimas que tienes que contener. Lo peor de sentir ese vacío no es ni siquiera el miedo o el asco, ni los nudos en el estómago ni las tragedias griegas. No es el frío absoluto ni el cortante hielo.

Lo peor de todo, es la cara de gilipollas que se te queda.

El amanecer

"Nada hay bajo el sol que no tenga solución,
Nunca la noche venció al amanecer"

English is easy, vol 3. O "Te traiciona el subconsciente"

"The will is good, but the flesh is devil" (débil)

Otra historia que nunca fué...

La noche había amenazado lluvia, y olía inequívocamente a tormenta. Mientras volvía a casa como siempre, con la cabeza inundada de ideas dispersas, algo llamó mi atención hacia delante.

Entonces levanté la vista y allí, al fondo sobre la carretera, apenas rozando las copa de los raquíticos árboles que aún quedaban, un círculo enorme y anaranjado se asomaba con cara somnolienta desde el horizonte. La Luna estaba empezando a menguar ya, pero aún mantenía su aire de misterio, aderezado incluso por una pequeña franja oscura en el lado izquierdo de su cara. Y al verla amaneciendo así desde el horizonte recordé una historia que venía repitiéndose días en mis sueños...

Mi mente me transportó volando sobre la autopista, dejando atrás la ciudad y los campos, pasando sobre bosques y montañas a la velocidad del rayo, hasta llegar a una playa. Era aquella una cala silenciosa, separada del mundo casi por completo, donde tan sólo el sonido de las olas rompiendo contra las rocas te recordaba que estabas aún vivo. En un lado, a lo lejos, unas pequeñas casas me sacaban de mi ensueño de soledad.

Pero dicha soledad no era del todo real, en cualquier caso, pues cuando me iba a preguntar "¿Qué hago yo aquí?" la respuesta me resultó obvia. En el horizonte, sobre las olas de la pleamar, un enorme círculo anaranjado iba surgiendo poco a poco, iluminando con un precioso tono morado la espuma que las olas dejaban al romper ante nuestros pies.

¿Nuestros pies? Si, allí, sentado en la arena, miraba absorto como la Luna nacía del mar, mientras la abrazaba protegiéndola del frío. Ella me sonreía y me susurraba: "¿Lo ves peque? Te dije que era increíble". En ese momento recordé que aquello lo había vivido, una noche de tormenta que nunca llegó a arreciar sobre nosotros, mientras ella me lo contaba. Pero ahora ya no era una historia. Allí a lo lejos la Luna empezaba a despegarse de las olas aunque parecía estar a sólo unos metros. El calor de su luz nos regaba y el suave roce de su piel contra la mía me hizo estremecerme del deseo.

De pronto, sin apenas darse cuenta, ella empezó a sentir mis labios acariciando su cuello, mientras mis manos iban rozando toda su piel, sintiendo cómo empezaba a tensarse mientras su respiración se hacía más profunda. Apartó su pelo y ladeó un poco la cabeza, resistiendo el impulso de cerrar los ojos, fijos, hipnotizados aún con la rojiza hija del mar. Mi lengua comenzó a recorrer cada centímetro de su cuello desde la nuca hasta el oído, y cuando parecía que iba a separarme sentí un impulso irrefrenable de morder con fuerza, atrapando con una violenta dulzura sus músculos, sintiendo cómo la sangre se disparaba por sus venas al tiempo que no podía reprimir un gemido de placer...

La noche avanzó sin prisa, lenta pero como en un sueño, donde el tiempo pierde todo su significado y donde las horas se medían por los arqueos de su espalda y las marcas de sus uñas en la mía. La Luna se terminó ocultando por el lado contrario de donde nació, sin dejar de observarnos cómplice y causa a la vez, guiñándonos un ojo al desaparecer tras las casas de las rocas, y su hermano el Sol nos descubrió aún perdidos e inconscientes de las horas.

Nuestras manos y nuestros labios conocían ya cada rincón del cuerpo del otro, y aún así seguían descubriéndose mutuamente, siempre encontrando algo nuevo que nos hacía estremecer. La arena pegada a la piel por el sudor nos hacía cosquillas y nuestra respiración había aprendido a convertirse en una sola.

Y cuando el Sol desapareció, aquella Luna que nos había dejado con un guiño cómplice renació de entre sus olas, y se sorprendió sonriendo al vernos, aún perdidos, sumidos en nuestro propio mar de sensualidad, cumpliendo por fin con tanto deseo que habíamos alimentado... ¿sin saberlo?



"¿Has visto eso?" - Su voz me sorprendió y me sacó de mi ensueño, volviendo de la misma manera que había ido, sobrevolándolo todo, viendo cómo la playa se alejaba hasta volver a aquella carretera, con la Luna anaranjada sobre los árboles. -"Tío, ¿estás dormido o qué? ¿En qué estabas pensando?"- me recriminó...

"Perdona tía, me he quedao... ¿Que en qué pensaba? Pues en un post..."

El Huevo

Si la piedra cae sobre el huevo, mala suerte para el huevo.
Si el huevo cae sobre la piedra, mala suerte para el huevo.

Tragicomedia

Mi vida últimamente parece más una tragicomedia que una tragedia griega...

Una historia que nunca fue

Salí de trabajar en el centro, tarde como siempre. Me tocaba ir a un cliente importante, de esos que te quedarías en sus oficinas sólo para poder ver un palacio por dentro.

Cuando pisé la calle la realidad volvió a caer sobre mis hombros, haciendo que mis ojos recorrieran de nuevo el suelo que tenía delante. Envuelto en mi música entré al Metro de Noviciado, sorprendiéndome de sentirme aún sorprendido por lo pequeña y cutre que es esa estación.

Tras un trasbordo rápido cogí la línea que me devolvía a mi cárcel particular de rejas y PC's, pensando, dejándome llevar por la nostalgia y el daño que sentía dentro, tratando de poner todas mis ideas en orden para dar una respuesta que me habían pedido y que no sabía dar.

Absorto empecé a pasar la mirada por todas las almas que habitaban mi vagón, y me pregunté por qué la misma amargura, desidia y tristeza, se reflejaban en la mayoría de los rostros que allí podía ver.

Y en ese momento, casi sin darme cuenta, una mirada se cruzó con mis ojos. Apenas duró medio segundo pues, casi de un modo instintivo, como protegiéndose, aquellos ojos se desviaron hacia el punto más intrascendente que encontraron cerca.

Aquella mirada esquiva me había intrigado. Tal vez estuviera pensando lo mismo sobre las amarguras y desidias de nuestros compañeros de vagón. Tal vez ese cruce de miradas fuera sólo una imaginación mía. Quizá símplemente fue la coincidencia de dos miradas vagando y que se rozan un instante en su viaje por el vagón, sin darse apenas cuenta.

Decidí olvidarme de aquello y centrarme en mi música, en una de esas canciones cálidas y a la vez tristes que nos transportan hacia un mundo mejor, aunque sólo sea en nuestra imaginación. Y entonces, una vez más como por casualidad, aquella mirada se cruzó con la mía.

Ésta vez la mirada tenía unos ojos detrás, y más allá una cara asustadiza que volvió a evadir mi mirada cuando se dió cuenta del roce. Y de nuevo aquellos preciosos ojos verdes enmarcados en una expresión melancólica buscaron cualquier punto para evitarme.

En mi mente surgieron historias, encuentros, ella acercándose o yo sentándome a su lado. Surgió un silencio cómplice entre los dos, mirándonos a los ojos sin decir nada, pero sin apartar la vista por miedo o vergüenza. Surgieron parques y charlas, surgieron caricias y juegos sin prisas. Surgió un vértigo que hablaba de cuentos, de historias por contar, de historias que nunca serán.

Recordé una canción y me dije a mí mismo, "He de decirle algo antes de que me marche de este sucio vagón, y quede muerto". Pero el tren se detuvo en mi estación. Vacilé unos segundos mirando esos ojos esquivos, que seguían fijos en algún punto del suelo...

Y entonces las historias se desvanecieron de mi mente. De un brinco salí del vagón justo cuando cerraba sus puertas, y empecé a recorrer el andén mirando por la ventana, y encontrando esos ojos de nuevo, que me veían alejarme inexorablemente.

Cuando llegué a la escalera me detuve, me dí media vuelta, y ví como el tren desaparecía por su túnel. De entre todas las ventanas de los vagones, aquellos ojos volvieron a cruzarse por última vez con los míos, tal vez conscientes de que las mentes de los dos habían compartido en un momento una de esas historias que nunca serán...

A tí

Tantas cosas podría decirte, que no sabría ni empezar. Pero por ésta vez tengo que hacerlo, y decirte sin tapujos que creo que te estás equivocando.

De tesoros, lunas, y magia

Anoche la Luna se alzaba perezosa desde el horizonte, mostrando en tono rojizo todo su esplendor y poder. Poco a poco fue remontando el vuelo hacia su cénit, sin dejar de observar con sorprendida expresión todo aquello que a sus pies se removía, como sumida en una desesperación por ver todo lo que, bajo su influjo, se mueve y se remueve.

Anoche esa Luna hablaba. Hablaba de Magia, hablaba de tesoros. Hablaba de un tiempo perdido o tal vez de leyendas. Hablaba en un tono tan bajo, casi un susurro perceptible por apenas unos cuantos acostumbrados a oir su canto. Pero su voz, anoche, iba cargada de llanto, de nostalgia y de sueños rotos.

Anoche no pude sostenerle la mirada a ese farol de tantas y tantas nieblas. Su mirada tal vez insinuante, tal vez acusadora, su expresión de incredulidad compitiendo con la mía, hacían que cada vez que alzaba la vista al cielo atraída por su resplandor, un nudo me atase fuerte desde la boca del estómago hasta las cuerdas vocales, dejándome sin habla, sin voz, y tan sólo una profunda tristeza que pugnaba por llover desde mis ojos, una vez más -otra de tantas-, sin éxito.

Anoche, sencillamente, no pude mirar esa preciosidad de Luna, porque me dolía demasiado.

Lluvia (2)

Y entonces salí de mi cárcel. Me escapé y caminé bajo la lluvia, tranquilo, dejando que el agua me regase todo el cuerpo, me limpiase de todo el asco que llevaba encima. Con mi música a todo volumen el mundo pareció desaparecer, o transformarse, y la calle desierta me invitaba a recorrerla, a descubrir los contrastes de luz y color, y ver como la lluvia es capaz de obrar maravillas, y convertir un puto día GRIS, en una explosión de colores.

Lluvia

Me encanta la lluvia. Adoro cómo te refresca, cómo te moja. Adoro cómo huele todo durante una tormenta, y cómo suena cuando la escuchas caer sobre los tejados, la hierba, los coches...

Adoro cómo, al cerrar los ojos bajo la tormenta, te transporta a donde quieras llegar, acariciando tu piel suavemente, llevándote al olvido o trayéndote recuerdos escondidos... La lluvia es lo más parecido a la libertad.

Pero veo la lluvia desde un cuarto pequeño con neones, a través de ventanas con rejas. Oigo su sonido diluído entre teclas y ventiladores, su olor se me escapa escondido entre el de la carbonilla y el monitor encendido, y si cierro los ojos es para que la pantalla no me los fría, transportándome tan sólo al hastío y el asco por ésta, mi carcel.

Hoy quiero volar entre la tormenta, para olvidar, para recordar...

¿Por qué?

¿Por qué cuanto más lo pienso, y más me doy cuenta de que no puede ser, de que debería olvidarme de todo y hacer como si nunca hubiera pasado, más seguro estoy de que no me equivoco en lo que quiero?

Aunque -o precisamente porque- sea imposible

Silencios

Si no te hablo será por que no quiero volverme esclavo de mis palabras.
Si no te hablo será por que prefiero ser el dueño de mis silencios.

Al Jarama

Hace algunas semanas mi hermano me dijo por messenger que entrase a nosequé web y rellenase un formulario para inscribirme en un sorteo. El premio era probar el nuevo Civic en el Circuito del Jarama. Rellené los datos -dos o tres veces, todo sea dicho- y, como es de rigor, me olvidé por completo del tema.

Esta mañana me llama un número raro, y una voz muy amable de una tal Esther me comunica que me han seleccionado para la prueba del Jarama, así que tengo que ir el día 11 (este Domingo) a las 15:15 horas, para darme unas vueltecitas en el Civic... ¡¡OLE!! ¡Qué guapo! Quién me iba a decir a mí que iba a cumplir uno de mis sueños, dar unas vueltas al Jarama... Seguro que luego ni me dejan correr ni nada, pero qué más da....

Y para colmo, ayer, por primera vez desde que curro aquí, me divertí con mi trabajo :)

Ajeno

Resulta sorprendente cómo todo ha cambiado de repente. Miro al mundo y lo de siempre me resulta extraño, afianzando más aún esta sensación de rareza, de que la noche haya mutado todo lo que conocía.

La confusión resulta tal que ni siquiera me entristece, sino que me deja congelado, como un DVD en pausa mientras mi entorno se transforma. Las mismas caras, distintos rostros. Las mismas almas, distinta luz.

Todo me resulta tan ajeno que sigo en mi estado de coma, sonriendo sin comprender, sin tener claro si quiero o no hacerlo, dejando que la riada me arrastre, imperturbable, adonde quiera que vaya, a la espera de ¿algo?

Inmutable, tal vez sintiéndome como Veronika, creyendo que todo el mundo bebió del pozo de la locura menos yo, sin terminar de entenderlos, pero consciente de que el loco soy yo, que es mi mundo el diferente, pero aferrándome a él decidido a morir antes que beber del pozo de los otros.

Y enmedio de este sinsentido, sólo me incomoda la sensación de Standby, sin tener claro qué prefiero, si pulsar PLAY o STOP...

Sabios

"Al buen callar llaman, Sancho"

Nota aclaratoria a la cita:

"Y el que quiera entender, que entienda"

Salta

Corre con los pelos al viento
en un mar de destellos,
corre hasta quedarte casi sin aliento.
Salta con los brazos abiertos
ya no tocas el suelo, y tu cuerpo
remonta el vuelo hacia el cielo.

Por primera vez sabes
que esto no es un sueño
ahora estamos despiertos,
este es nuestro momento.

Salta aunque nadie te comprenda
por encima de cabezas huecas,
salta como un gato
tu no eres un pájaro enjaulado.

Nadie sabe nuestro secreto
nadie quiere saberlo,
ellos viven con los zapatos en el suelo.
Salta con los brazos abiertos con los pelos al viento,
este es nuestro momento.

Salta aunque nadie te comprenda
por encima de cabezas huecas,
salta como un gato,
nunca más serás... un pájaro enjaulado.

Salta, salta, salta...

¿Y por qué?

¿Por qué a pesar de todo me sigo sintiendo fuera de lugar?

Sé bien que no debería, pero nunca me he caracterizado por hacer lo que deba. Y el caso es que las cosas no terminan de salir de mi cabeza como deberían, igual que siempre, siempre al contrario del mundo, simpre a contrapié, siempre perdiendo el compás...

Tras mi máscara de inmutable carton-piedra un torbellino arrasa todo pensamiento, haciendo que el caos sea un concepto demasiado ordenado para mí.

Cómo me gustaría volverme invisible y desaparecer :)

Y pena de alma

Cómo duelen las lágrimas que no salen. Cómo queman por dentro cual si fueran ácido.

Hoy miro al mundo pero no veo nada, mis ojos son transparentes y mi mirada está tan llena de vacío como lo está mi alma.

Y como bien dice mi cobarde anónim@:

"Pena de alma, que se revuelve en mis entrañas como un viento huracanado, que me corta la respiracion como si fuera mi ultimo aliento, que me duele cada instante...

...y a veces creo que muero"